"La memoria es presencia viva del pasado" pero una presencia caprichosa. Es la máquina del tiempo que nos lleva hacia atrás, pero no conserva el pasado aséptico e inalterable, sino que lo funde con nuestras percepciones, sentimientos y opiniones, creando una nueva realidad. Y lo que fue para uno posee un millón de matices distintos de lo que fue para otro, aunque amobos lo vivieran de igual modo. Y cada cual estará convencido de la veracidad de su versión. Pero lo más curioso de la memori no es eso, sino su propia naturaleza esquiva. Seguramente la memoria posee alma de fuego fatuo y, tal y como escribió Falla sobre el querer, "lo huyes y te persigue, lo llamas y echa a correr". Y así nos encontramos a veces pensando en lo que fue, paseando por los a menudo oscuros y crepusculares archivos de nuestra mente, sin lograr hallar lo buscado; mientras que en otras ocasiones la memoria acecha como una fiera tras la espesura, dispuesta a saltar sobre nosotros en un arrebato de sentimientos y recuerdos, sacados a la superficie por un leve aroma, por una situación apenas semejante a otra, pero que fue trascendente en nuestras vidas. Pero, sobre todo, la memoria es inmortalidad, pues ya dijo Cicerón que los muertos viven en la memoria de los vivos. Y de nuevo la singular percepción de la memoria de cada uno influye en ello, recordando cosas sí, cosas no, teiendo vidas y tiempos. Porque la memoria es presencia viva del pasado, pero no sólo uno, sino infinitos pasados.
domingo, 26 de febrero de 2012
Aforismos de memoria
"La memoria es presencia viva del pasado" pero una presencia caprichosa. Es la máquina del tiempo que nos lleva hacia atrás, pero no conserva el pasado aséptico e inalterable, sino que lo funde con nuestras percepciones, sentimientos y opiniones, creando una nueva realidad. Y lo que fue para uno posee un millón de matices distintos de lo que fue para otro, aunque amobos lo vivieran de igual modo. Y cada cual estará convencido de la veracidad de su versión. Pero lo más curioso de la memori no es eso, sino su propia naturaleza esquiva. Seguramente la memoria posee alma de fuego fatuo y, tal y como escribió Falla sobre el querer, "lo huyes y te persigue, lo llamas y echa a correr". Y así nos encontramos a veces pensando en lo que fue, paseando por los a menudo oscuros y crepusculares archivos de nuestra mente, sin lograr hallar lo buscado; mientras que en otras ocasiones la memoria acecha como una fiera tras la espesura, dispuesta a saltar sobre nosotros en un arrebato de sentimientos y recuerdos, sacados a la superficie por un leve aroma, por una situación apenas semejante a otra, pero que fue trascendente en nuestras vidas. Pero, sobre todo, la memoria es inmortalidad, pues ya dijo Cicerón que los muertos viven en la memoria de los vivos. Y de nuevo la singular percepción de la memoria de cada uno influye en ello, recordando cosas sí, cosas no, teiendo vidas y tiempos. Porque la memoria es presencia viva del pasado, pero no sólo uno, sino infinitos pasados.
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